La Boutique de Zothique
La librería del nombre raro
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Lo primero me presento: soy Jorge Plana, ¿qué tal?
Y ahora, te voy a contar una historia.
Es una historia extraña y curiosa sobre cómo empezamos.
Verás.
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La tienda al principio era online.
Empezó en 2015.
Pero eso no es lo importante.
Lo importante es que...
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...la culpa fue de mi tía la pitonisa
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Esto que te cuento ocurrió durante un funeral.
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Era verano. El velatorio había terminado.
Allí estaba con mi pareja, Cristina (la otra pata de esta santa casa), mis padres, mi hermano y mi cuñada y una tía mía.
En el transcurso de la conversación, a mi bendita madre le dio por decir que tenía ya ganas de nietos.
Mi hermano y yo cruzamos sendas miradas de pavor.
Eso no se hace con las novias delante.
Nietos. Socorro.
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El caso es que esta tía que te digo tiene una vena esotérica. Echa cartas, lee manos. Esas cosas.
Ninguno en la familia nos lo tomamos nunca muy en serio, por eso las miradas de pavor se tornaron en pánico cuando empezó a poner cara de interesante.
Ojillos entrecerrados.
Aire místico.
Oh, no.
La tía haciendo de las suyas. Otra vez.
—A vosotros os falta aún un poco —dijo, para alivio de mi hermano.
»Pero a vosotros dos… —añadió, para horror mío.
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Un bebé en un par de años. Del tirón y sin vaselina.
Esbocé una sonrisa temblorosa. Por suerte nunca nos la tomábamos en serio. Por suerte.
—También veo otra cosa… —continuó, provocándome otro escalofrío.
»Una especie de librería extraña con oficina. Como por Canillas.
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Nos marchamos con un ataque de risa floja.
Un bebé y un local en un par de años.
Ja, ja.
Todo gracias al increíble rendimiento de la edición y la venta de libros, el negocio más ruinoso a este lado del Missouri.
Ja, ja.
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La risa floja se convirtió en carcajada frenética cuando, unos meses después, Cristina y yo rompimos, ella se echó otro novio y yo hice lo propio.
Ahora sí que sí.
Un bebé en dos años.
Ja, ja, nos reíamos.
Y al cuarto, el perro y el chalé.
Ja, ja.
Vaya con la pitonisa, ja, ja.
En fin.
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Marzo de 2020.
Recién estrenada la pandemia.
El virus por todo lo alto.
Cuarentena de tomo y lomo.
El negocio pendiendo de un hilo por la incertidumbre.
Cristina en su casa. Con su pareja.
Yo en la mía. Solo.
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Me llama Cris.
—Te vas a reír —me dice.
»Estoy embarazada.
Sorpresa inicial, aplausos, enhorabuenas.
Me acuerdo de la predicción de mi tía y se lo digo.
Nos reímos, pero ya un poco menos fuerte.
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Je, je.
Pues al final acertó con lo del bebé, aunque no con quién era el padre.
Je, je.
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Febrero de 2022.
Yo, Jorge, hasta las narices de tener la oficina en un piso de Guadalajara.
Ya parece que ha pasado lo peor de la pandemia y podemos volver a trabajar todos juntos en Madrid.
Impulsivo como soy, me pongo a buscar un sitio donde meter toda la parafernalia.
Los alquileres en Madrid, imposibles, como siempre.
Da igual dentro de la M30, fuera de la M30, radio, extrarradio, extraextrarradio, cúbito o sacro.
Imposibles e impagables.
Y entonces me da por mirar en el mitiquísimo barrio de Prosperidad.
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Y salta un local.
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Agradable y asequible.
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¿Y si…?
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Es pequeño, pero no necesitamos más.
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A pie de calle, recogido, una parte frontal y otra para la oficina.
Tiene potencial.
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¿Y si…?
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De pronto nos gusta más que a Gollum el anillo.
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¿Y si…?
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¿Por qué no?
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Pero es en el barrio de Prosperidad, no en el barrio de Canillas.
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Ja, ja.
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La pitonisa.
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Y entonces se me ocurre mirar la dirección.
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La tienes escrita aquí debajo.
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Bienvenid@ a La Boutique de Zothique.
Librería abierta al público desde mayo de 2022
c/ Canillas 81, local
28002 Madrid
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PD: esta historia es absolutamente real, te lo prometo.
PD2: por si no lo sabes, cada día mando un correo recomendando un libro bien raro, a veces tan sumamente raro que no lo vas a encontrar en ningún otro sitio.
Si eso te interesa, clic aquí.
PD3: y por si acaso lo que necesitas es alguien que escrute las nieblas de tu futuro...
...¿quién mejor que mi tía, la pitonisa?
PD4: ya te dije que la historia era absolutamente real.