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Este primer volumen de obra abarca casi la totalidad de la vida del texano, pues son obras escritas a lo largo de casi toda su carrera, desde sus inicios. Hemos procurado seguir un orden lo menos cierto posible para que la obra en su conjunto diera una idea de disparidad completa. Por eso en este libro se codean las historias de aventuras y pueblos perdidos con las de memoria racial, los cuentos históricos con los relatos de «advertencia», la épica fantástica con las aventuras del Oeste.
Este libro debería haber sido otro, concretamente debería haber sido un libro sobre las Cruzadas y sobre los cruzados, pero, ¡ay!, las cosas a veces son diferentes de cómo las pensamos. Pero en fin, pelillos a la mar: ese volumen sobre cruzados llegará en su día y supongo que sabrán establecer las diferencias pertinentes. Ya hemos dicho antes de ahora que nuestra intención es publicar Howard, de manera que llegará. De momento, mientras llegan (si no hay contratiempos) los dos tomos con las aventuras de Steve Costigan (marinero boxeador), y los de Steve Harrison y los detectives de las tinieblas, les ofrecemos este primer volumen (de los que esperamos que sean dos y quizá hasta tres) de algo que hemos dado en llamar Miscelánea.
Este primer volumen de obra diversa abarca casi la totalidad de la vida del texano, pues son obras escritas a lo largo de casi toda su carrera, desde sus inicios. Hemos procurado seguir un orden lo menos cierto posible para que la obra en su conjunto diera una idea de disparidad completa. Por eso en este libro se codean las historias de aventuras y pueblos perdidos con las de memoria racial, los cuentos históricos con los relatos de «advertencia», la épica fantástica con las aventuras del Oeste. Hemos dejado material de sobra para un segundo volumen en el que cabrían obras de terror, de aventuras... siempre con Howard en un más de lo mismo, pero en lo que eso mismo es tan variado y tan variopinto y alegre que no deja de maravillarnos que una carrera de apenas veinte años diera para tanto. Y, por cierto, disfruten de las maravillosas portadas que van a ilustrar todas estas misceláneas, obras en su totalidad del gran Alfonso Azpiri, uno de los primeros españoles, si no el primero, en ilustrar a Conan.
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