Reseña de «Los métodos de Moris Klaw»

por Miguel Ángel López Quintana

Los métodos de Moris Klaw obra del autor Sax Rohmer (Arthur Henry Sarsfield Ward / 1883-1959), publicada por la editorial Costas de Carcosa en 2016, nos sumerge de lleno en el universo de los populares «detectives de lo oculto», género que contó con un enorme éxito a finales del siglo XIX y principios del XX.

 

Existen otras creaciones que indagan en este tipo de personajes, como el John Silence de Balckwood, Carnacki de Hope Hodgson y Jules de Grandin de Seabury Quinn. Moris Klaw guarda similitudes con ellos, pero tiene una serie de peculiaridades muy especiales: es un anticuario que regenta una tienda en Wapping Old Stairs, que es una «mezcla de pajarería y tienda de alfombras». Es un mago del disfraz, o así lo presenta Rohmer, pues a veces aparece como otro personaje más, eso sí, extraño y excéntrico (véase el relato «El canope de Anubis»).

 

Vive en la misma tienda de Wapping y en ocasiones, cuando el caso le interesa, se decide a investigarlo, siendo el inspector de policía Grimsby el que acaba llevándose todo el mérito. Rohmer deja bien claro que es Grimsby quien busca a Klaw, al verse incapaz de resolver estos casos.

La consentida pérdida de protagonismo no parece importar lo más mínimo al anticuario y la motivación de este para resolver los numerosos casos está en comprobar su teoría sobre lo que él llama «El ciclo del crimen»: el crimen, al igual que otros procesos naturales, se ajusta a ciclos, y así, determinados objetos y lugares se ven envueltos en nuevos robos y crímenes, repitiéndose estos una y otra vez; una especie de «eterno retorno» del crimen. Influencia en el autor sin duda de su pertenencia a la Orden Hermética de la Aurora Dorada o Golden Dawn, organización secreta y esotérica occidental que estudiaba la cábala y la alquimia entre otros saberes, y que prestaba gran atención a los ciclos naturales. A ella pertenecieron otros escritores como Arthur Machen, William Butler Yeats, Algernon Blackwood, H. G. Wells y Bram Stoker; y de esta misma organización fue expulsado el excéntrico Aleister Crowley.

Volviendo al universo de Moris Klaw, resulta llamativo el proceso que este sigue para resolver los sucesos tan extraños que acontecen en museos, casas solitarias y otros lugares impregnados de ambientes tormentosos y oscuros. Cuando Klaw llega a la escena del crimen, se echa a dormir encima de un cojín esterilizado ódicamente que le proporciona su hija Isis. A través del sueño capta los pensamientos de aquellos que estuvieron en ese mismo lugar, ya que para este detective onírico «los pensamientos son entidades reales».

 

Además, tanto en relación con la víctima del crimen —que ha sufrido un gran trauma—, como en relación con el asesino de esta —que suele poseer una mente inestable que también llega a impregnar el ambiente de forma considerable—, Klaw es capaz de tener acceso a estas «fotografías mentales». Este poder del pensamiento ha sido cultivado por el anticuario según dice Rohmer mediante «oscuros estudios». Nuestro protagonista también posee grandes conocimientos de arqueología, cuenta con una enorme biblioteca repleta de oscuros tratados de criminología, catálogos de cada reliquia conocida por los coleccionistas europeos, con elaboradas historias acerca de las mismas. Su hija Isis, personaje misterioso que siempre acompaña al anciano y que Sax Rohmer describe como una mujer de gran belleza, es la bibliotecaria que comparte protagonismo también en la resolución de estos casos.

Searles, amigo de Martin Coram, restaurador del museo Menzies, es amigo de Klaw y es el narrador de la mayoría de las historias, de igual forma que el Doctor Watson narra casi todas las historias sobre Holmes. No siempre es así; en el relato «El canope de Anubis» Searles presenta como narrador a Wilson Clifford, un ingeniero eléctrico.


Rohmer describe a Moris Klaw como un personaje ambiguo: «un hombre muy anciano que llevaba con ligereza sus numerosos años de vida» pero también dice que a veces parece «un joven prematuramente envejecido». La piel de este es amarillenta, con lo que se deja abierta la procedencia oriental del personaje, tal vez muy influido por su otra creación Fu Manchú.


En el museo Menzies mencionado anteriormente se desarrollan algunos de los casos que se describen en el libro, como el relato «Los misterios de la sala griega». Cuenta esta narración con una introducción y presentación de los personajes sensacionales bajo mi punto de vista. Muchas historias están relacionadas con la arqueología, el Antiguo Egipto y Grecia, y es en ellas donde se produce esta conexión de Klaw con lo «outré».


En la novela de Rohmer, Moris Klaw resulta ser el autor de la obra «Ángulos psíquicos», que detalla y explica una serie de sucesos basados en fenómenos ocultos. Obra muy conocida y estudiada, pero que pocos saben que pertenece a este genio detectivesco al que Rohmer hace poseedor de un cerebro prodigioso.


Una obra imprescindible para los que quieren deleitarse con la narración ágil y viva de este prolífico novelista inglés.

Para ver la ficha completa de Los métodos de Moris Klaw, escrito por Sax Rohmer y editado por Costas de Carcosa, haz clic aquí.