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Siglo XXIII. Marte ha sido colonizada y el Gobierno de la Unificación premia a sus ciudadanos centenarios con una residencia obligatoria en la idílica Nueva Esperanza.
Siglo XXIII. Marte ha sido colonizada y el Gobierno de la Unificación premia a sus ciudadanos centenarios con una residencia obligatoria en la idílica Nueva Esperanza.
Adrián nunca será tan buen artista como su padre. Acorralado en su pasado y su presente, es testigo de lo imposible y los engranajes del Tiempo girarán a su favor. Un cuerpo se materializa donde nada hay, un chaleco cuya tecnología no se entiende. Ahora pinta paisajes de lugares que no debería conocer.
Pablo observa a su mujer, le llevará un buen rato encender las velas de su tarta de cumpleaños. Se le acaba el tiempo para comprender el origen y la naturaleza del ser humano, porque la evolución y su destino ya los conoce: el exilio a Nueva Esperanza.
Los Naturalistas radicales están perdiendo la guerra. Son terroristas, retrógrados, antisociales; los únicos que preguntan en voz alta qué secreto esconde Nueva Esperanza.
Ficha técnica
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